Alex Montoya: “El cortometraje puede tener el mismo valor cinematográfico que el largometraje”
- Teresa Uriarte
- 5 abr 2017
- 4 Min. de lectura
Alex Montoya nos habla del mundo del cortometraje: sus dificultades, su futuro y su éxito.

Uno de los cortometrajistas más conocidos de España por su filmografía donde aparecen los nombres de “Maquillaje”, de “Cómo conocí a vuestra madre” o de “Lucas” que fue nominado a los Goya al Mejor Cortometraje de ficción en 2014. También, entra en esta lista su nuevo trabajo titulado "Vampiro" que ha sido nominado en la sección oficial de cortometrajes de ficción en el Festival de Málaga y cuya actriz, Irene Anula, ha sido galardonada como mejor actriz en la trigésima Semana de Cine de Medina del Campo (Valladolid).
Siempre se ha visto al cortometraje como el principio de la transición
de un director de cine para que llegue algún día al largometraje.
¿Tú cómo lo ves?
El cortometraje puede tener el mismo valor cinematográfico que el largometraje,
es absurdo argumentar que a partir de los sesenta minutos ya estamos hablando de
otra cosa. Lo que pasa es que, efectivamente, muchos cortos son trabajos de aprendizaje,
porque son más baratos y fáciles de manejar que metrajes más largos. Hoy en día,
con la democratización de las herramientas audiovisuales, la cosa es más compleja que
nunca, porque puedes encontrar cortometrajes con muchísimas más vistas en Vimeo
que grandes producciones estrenadas en cines. Es un momento convulso, de atarse
los machos, de llorar poco e inventar mucho.
Aparte de la duración y por defecto, el presupuesto ¿Cuáles crees que son las
diferencias entre un cortometraje y un largometraje?
Yo diferenciaría entre corto, largo low-cost y largo comercial. Dentro del largo low-cost
separaría el trabajo personal y casi de aprendizaje y obras hechas con las largas puestas,
con ambición y ganas de repercusión, como fueron ‘Diamond Flash’, ‘Stockholm’, o
incluso obras como ‘La Fiesta’ o ‘The Blair Witch Project’. Dentro del largo comercial,
o estrenado en salas, tenemos trabajos de productoras pequeñas y luego, trabajos que
buscan una repercusión masiva desde su incepción, que suelen estar producidos por
T5 Cinema o Atresmedia Cine. Un largo es casi siempre más difícil de escribir y producir.
Y digo casi, porque hay cortos como ‘The End’ de Eduardo Chapero-Jackson, que han sido
más difíciles de producir que ‘Stockholm’, por ejemplo. Y posiblemente también más caro,
o por ahí andan.
"Es un momento convulso, de atarse los machos, de llorar poco
e inventar mucho"
¿Es difícil sobresalir con un cortometraje?
Por lo menos a nivel internacional: necesitas un producto bien acabado con poco dinero,
estar un poco a la vanguardia narrativa y tener un concepto sorprendente y una voz personal
muy distinguible. Es increíblemente difícil fabricar un gran éxito comercial: necesitas un trío
de ases con un equipo técnico de gran nivel, un concepto reconocible y vendible, pero a la
vez lo suficientemente novedoso para atraer a la gente a la taquilla y una gran trabajo de
promoción para competir con producciones americanas con un presupuesto veinte veces mayor.
En el 2014 tu cortometraje “Lucas” fue nominado a los Goya al mejor corto de
ficción. En esa gala notaste y proclamaste con un posterior tweet, el desprecio que la
Academia hace a los cortometrajistas. Además, ese tweet fue apoyado
por el cineasta Nacho Vigalondo. ¿Qué explicación le puedes dar a la actitud de la Academia?
¿Alguna solución?
No quiero incidir mucho en el asunto, la verdad. En la pasada gala hubo una polémica
parecida con los guionistas, con bastante más repercusión que mi mini-tweestorm. Sé que
la Academia quiere la máxima audiencia para sus premios anuales y me parece bien, pero
no creo que eso sea incompatible con tratar a todos los nominados de la misma manera.
"Trabajos como ‘7:35 de la mañana’ o
‘Aquel no era yo’ tuvieron más repercusión
mediática que la mayoría de los
largos estrenados en sus años"
Tener beneficios con una película puede llegar a ser más fácil que con un
cortometraje ¿Es posible hacer dinero con un corto? ¿Cómo?
Los canales de distribución de los cortos no son convencionales. A no ser que seas Pixar
es muy difícil saber dónde va a acabar tu trabajo una vez terminado. Hay algunas excepciones,
como el Proyecto Corto Movistar +, que selecciona trabajos por proyecto y garantiza una
ventana televisiva para el cortometraje, pagando generosamente dichos derechos por
anticipado. Otro problema que no sucede en los largos, es que el director suele ser productor
y capitaliza su sueldo en favor de la producción, con lo que si no hay beneficios no ve dinero.
Se acepta, porque se entiende el corto como carta de presentación de cara a trabajos más
importantes, pero si se quiere profesionalizar el formato se debe tender a establecer
mejores canales de distribución y monetización, y a que todo el mundo cobre por su trabajo.
Se dice que hacer cine de éxito hoy en día es difícil pero posible. Para ti, ¿Un cortometraje
puede alcanzar un éxito equiparable a una película?
Bueno, se puede argumentar que trabajos como ‘7:35 de la mañana’ o ‘Aquel no era yo’
tuvieron más repercusión mediática que la mayoría de los largos estrenados en sus años,
pero son una excepción y la casi totalidad de los cortos suelen pasar bajo el radar del gran
público. Las estrellas en cuanto a repercusión son los cortos de Pixar y son un magnífico
ejemplo de dónde puede llegar un trabajo corto cuando dispone de una distribución adecuada,
en este caso acompañando a sus estrenos y después publicados con éxito en DVD o Blu-Ray.
La publicidad actual cuenta historias: Estrella Damm con sus anuncios de “Mediterráneamente”,
Ikea, los famosos anuncios de la Lotería de Navidad, etc. ¿Se puede llegar a pensar
que el cortometraje como cine deje de hacerse para pasar a la publicidad? ¿Puede tener
un mayor campo o éxito económico en la publicidad?
Los publicistas saben que tienen que tocar el corazoncito del espectador en muy poco
tiempo y, en ese sentido, han ido atrayendo a gente del cine desde hace tiempo. Es una
salida más del formato, desde luego, y totalmente profesional, porque la monetización es
cristalina. Más que reemplazar, suma, y deja claro la potencia del formato. En un mundo audiovisual
en el que es cada vez más difícil atrapar la atención del espectador, el corto, en todas sus
manifestaciones va a ir subiendo posiciones. No hay otra.
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